En el mundo, la responsabilidad social empresarial (RSE) es un modelo de gestión que se aplica en función de la nueva tendencia global del desarrollo sostenible. Sus actividades descansan en tres pilares: económico, ambiental y social.
La responsabilidad económica implica crear sólidas estructuras empresariales; la ambiental tiene como objetivo la reducción del impacto en el ecosistema, mediante una producción más limpia al igual que con el manejo eficiente de las materias primas y la energía; y la social se asocia a la mejora de las condiciones laborales y al fomento de las inversiones de carácter social.
En Panamá se han logrado importantes avances al respecto, sobre todo, a través de la organización Sumarse, que impulsa la RSE en 200 empresas y organizaciones que se han fijado esta meta por medio de actividades de capacitación e intercambio de buenas prácticas empresariales en los tres aspectos descritos.
Respecto al pilar social, en otros países, sobre todo en Europa, aquellas compañías vinculadas a los juegos de azar han obtenido grandes logros mediante la aplicación de medidas para proteger al público de los efectos negativos que se derivan del juego compulsivo, y se ocupan de que este siga siendo un entretenimiento. Se han comprometido con hacer docencia sobre el juego responsable, ya sea con folletos informativos, empleados que ayuden a los jugadores a reflexionar sobre su comportamiento; asesoría profesional a través de una línea directa de ayuda; apoyo en el ámbito académico e investigativo, mediante congresos y simposios dictados por expertos nacionales e internacionales que muestran las tendencias para tratar la ludopatía y su prevención.
El 95% de la población panameña participa de algún tipo de juego de azar como alternativa de recreación, entretenimiento y distracción, algo que a primera vista no es del todo negativo. Sin embargo, las actuaciones irracionales de algunos administradores de juegos de azar e inclusive de la propia Junta de Control de Juegos, son criticadas por la sociedad. Por ejemplo, permitir la apertura incontrolada de casinos en áreas geográficas con población de bajos recursos que, por seguir el sueño mágico de obtener dinero fácil, comprometen los pocos recursos económicos que tienen. Esto los lleva a experimentar consecuencias que se traducen en violencia doméstica, quiebra económica, delincuencia y prostitución, entre otros problemas.
Sería interesante que los administradores de juegos de azar, tanto del sector privado como del público (Lotería Nacional de Beneficencia), sean conscientes de la importancia que tiene la responsabilidad social empresarial para la prevención y control de la ludopatía en Panamá. Aunque las autoridades no lo reconozcan, se trata de un serio problema de salud pública, que afecta entre 30 mil y 40 mil panameños.
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